miércoles, 15 de agosto de 2012

LIDERAR EN TIEMPOS DIFÍCILES

Por Joaquín Sorondo

Tiempos difíciles son, sin duda, los que nos tocan vivir. El país está inquieto, cada vez más inquieto, en un clima enrarecido que cuesta comprender. Lejos quedaron aquellos tiempos de fes

tejos bicentenarios y tasas chinas de crecimiento. Hoy nos miramos incrédulos y sin respuestas. Pareciera que a gobernantes y gobernados nos costara aprender de nuestra historia; pareciera que somos incapaces de alcanzar una síntesis, unir las paralelas en un trazo común.
Y como siempre en circunstancias difíciles, miramos especialmente a nuestros líderes en busca de respuestas. ¿Qué esperamos hoy, los ciudadanos, de nuestros dirigentes? ¿Qué esperamos de ellos?
Esperamos, en primer lugar, que sepan interpretar correctamente la realidad. Que piensen, que reflexionen, que no se olviden que acá estamos nosotros: la razón de ser de sus trabajos. Que no tiñan la realidad con colores festivos, heroicos o guerreros. Esperamos que se den cuenta de que un pensar inteligente integra la pregunta, la consulta, el diálogo.
Esperamos que sepan gestar, más allá de sus particulares ideologías, una visión consensuada de país. Visión que deberá ser inclusiva, amplia, generosa, y que termine con la creencia de que los que no pensamos igual somos enemigos, vendepatrias o miserables. Necesitamos creer en nosotros como comunidad.
Esperamos que, más allá de sus pertenencias políticas, los mejores se pongan a trabajar juntos. Que se den cuenta de que un solo partido político o sector social no nos sacará de la decadencia en la que estamos inmersos desde hace décadas. Nuestros líderes deben comprender que son parte de un sistema.
Esperamos que nos lideren de verdad. Que dejen de mirar las encuestas para ver qué queremos y que asuman la responsabilidad de mostrarnos el camino, de decirnos “es por acá”.
Esperamos que nuestros líderes analicen los problemas con solvencia y profundidad. Que participen en la búsqueda de las soluciones los técnicos, los expertos, los que saben. Necesitarán de mucha creatividad porque nuestros problemas son muy graves y, para ello, tendrán que desarrollar mucha confianza entre sí, porque la creatividad no es amiga del miedo.
Esperamos que nos muestren los resultados de sus gestiones. Queremos una comunicación de ida y vuelta, porque es muy importante saber qué está ocurriendo, en qué se gasta nuestro dinero, porqué no hay recursos para ciertas cosas y sobran para otras. Admiramos la oratoria de algunos de ellos y somos conscientes del valor de un buen discurso, pero pretendemos que sus contenidos sean sustanciosos, coherentes y verdaderos. Gobernados y gobernantes nos debemos ante todo respeto.
Esperamos que en estos tiempos difíciles, donde somos muchos los preocupados y angustiados por las noticias de todos los días, nuestros líderes tengan la capacidad de contenernos. No necesitamos que nos mientan ni que oculten las malas noticias (comprendemos plenamente el significado de la inseguridad y la inflación) pero, junto a las soluciones serias, pretendemos aliento y consuelo, y, primordialmente, mantener la esperanza. Las personas estamos dispuestas a realizar grandes sacrificios si buenos líderes saben guiarnos y contenernos.
Esperamos que den la cara aunque no necesitamos verlos todos los días en televisión cortando cintas en inauguraciones; nos conformamos con saber que están trabajando y acordando acciones de largo plazo.
Esperamos verlos preocupados por ganar nuestra confianza, ya que sin ella las únicas relaciones posibles son las basadas en el dominio y la imposición. Y nuestra confianza sólo tendrá como origen la credibilidad de los que sabemos que no nos mienten.
Esperamos que en un país, donde el valor de la palabra esta tan devaluado por una utilización abusiva y en muchos casos vaciados de sentido, nuestros dirigentes nos den el ejemplo. Necesitamos menos palabras y más conductas ejemplares.
Esperamos que en estos tiempos difíciles los actos de nuestros líderes sean especialmente coherentes; que cuiden nuestros recursos, que los utilicen como lo que son: públicos, de todos, y no premios al buen militante.
Esperamos, finalmente, que se traten con respeto y que acuerden algunas ideas básicas que aseguren nuestra convivencia. Nos resulta imprescindible verlos trabajar seriamente, aceptando críticas, corrigiendo rumbos, y no tan propensos a los halagos y a las sonrisas complacientes, a los amigos que nunca critican, a los que siempre les dan la razón.
Y por favor, no les hagan caso a los que piden que se vayan todos, sólo asuman con patriotismo el deber de gobernarnos bien.


(*) El autor es consultor de empresas y presidente de INICIA, emprender para el futuro.

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